Cada octubre reaparece la misma pregunta en nuestras escuelas: ¿debemos trabajar Halloween en la clase de inglés? La discusión suele calentarse porque toca fibras sensibles: identidad cultural, laicidad escolar, consumo, y el propósito formativo de la asignatura. Este artículo ofrece un mapa claro: por qué genera polémica, si realmente es “malo”, y cómo abordarlo de forma laica, inclusiva e intercultural, con objetivos lingüísticos visibles (A1–A2) y sin gastar dinero.